KONSTANTINO KAVAFIS

Alejandría, Egipto

1863-1933

ITACA

De todos sus poemas yo me quedo con este; que ha venido a ser mi modelo de caminar por la vida.

Kavafis fue un poeta Griego que desarrollo un estilo propio y consciente, lo que lo llevo a ser una de las figuras mas relevantes no solo en la poesía griega, sino también en la occidental. Escribió mucho, siendo siempre su crítico más severo, publicando solo unos 153 poemas en vida. Su poesía más importante la escribió después de cumplir 40 años, su lenguaje es una mezcla del griego refinado y forzado llamado “katharevusa”, heredado de los Bizantinos, y el demótico o lengua hablada.

Itaca explicado en pintura.

1. El viajero en el barco

En el poema, el viaje hacia Itaca simboliza la vida misma, el crecimiento personal y la sabiduría adquirida en el camino. El personaje en la barca representa al viajero, una figura solitaria, introspectiva, que ha dejado atrás la seguridad del puerto para ir en busca de su destino.

2. La isla en el horizonte

Ítaca aparece al fondo, no como un destino glorioso, sino como una meta tranquila, casi secundaria. Esto alude a la idea central del poema: no es el destino lo importante, sino el viaje y lo que este nos transforma. Itaca, en realidad, “no tiene nada más que darte” porque lo importante ya ocurrió en el trayecto.

3. El mar abierto

Las aguas amplias y profundas reflejan la incertidumbre, la experiencia, los riesgos y la riqueza del viaje interior. El mar es símbolo del tiempo, del cambio constante y de los desafíos que —como dice Kavafis— deben enfrentarse con valentía y sin temor a los “lestrigones y cíclopes”.

4. Colores cálidos y fríos

El contraste de colores cálidos (el sol, la isla) y fríos (el mar) sugiere la dualidad del viaje: hay belleza y también dificultad. El poema sugiere disfrutar de ambos con paciencia y reflexión.

5. Estilo de pintura

La textura gruesa y el estilo postimpresionista evocan una sensación emocional más que realista. Kavafis no habla de una Itaca literal, sino de un estado de conciencia, por lo que este estilo pictórico más poético que preciso es el adecuado para representar una obra tan simbólica.

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

 

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

 

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

 

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

 

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.